jueves, 29 de marzo de 2012

CARTA A LOS EFESIOS. INTRODUCCIÓN. AUTENTICIDAD.

                Tres problemas se presentan en este apartado: el primero, el del título de la carta: "a los efesios"; el segundo, el de su autor, y el tercero, el de su dependencia de la carta a los Colosenses.

                La dirección de la carta: "a los fieles de Cristo Jesús que residen en Éfeso", no es primitiva; el testigo más antiguo de las cartas de Pablo, un papiro de principios del s. III, lo omite, ofreciendo el texto más sencillo que figura en nuestra traducción. Autores del s. II desconocían la dirección "en Éfeso" y consideraron que la carta estaba destinada a Laodicea (Col 4,16). Por otra parte, al contrario de las cartas de Pablo, falta todo detalle concreto, todo saludo a personas. Se ha supuesto, por eso, que la carta fuese una especie de circular dirigida a las comunidades cristianas.

              La carta se presenta escrita por Pablo, que está en la cárcel (3,1; 4,1; 6,20). El autor, sin embargo, no conoce personalmente a los destinatarios y sólo de oídas su fe y su amor a los consagrados (1,14); no tiene tampoco noticias exactas de la predicación que les anunció el evangelio (4,21); ellos por su parte tampoco lo conocen a él (3,2). Esto resulta incomprensible si se trata de una carta de Pablo a los cristianos de Éfeso, ciudad donde el apóstol vivió más de dos años (Hch 19,10; 20,31).

             La cuestión de la autenticidad paulina es también debatida. La lengua y el estilo de Ef es tan diferente del de las cartas indiscutidas de Pablo (Rom, 1 Cor, 2 Cor, Gál, Flp, 1 Tes, Flm), que es imposible atribuirlas al mismo autor. Diferencias de vocabulario, de expresión, de construcción gramatical, sustituyendo las abundantes partículas paulinas por series de genitivos dependientes, que oscurecen el pensamiento y producen un estilo redundante y pesado. Su lenguaje es también mucho más semítico que el de las cartas de Pablo.

          Otro argumento contra la autenticidad paulina se basa en la relación de Ef con Col. De los 155 versículos que componen Ef, 73 tienen paralelos verbales con Col. Aparte la noticia sobre Fortunato (Ef 6,21-22), que corresponden literalmente a Col 4,7-8, compárense los siguientes pasajes: Ef 1,6-7 con Col 1,13-14: Ef 1,13, Col 1,5; Ef 1,15, Col 1,4; Ef 2,2-3; Col 3,7; asimismo el uso de la palabra "misterio" o "secreto" en ambas cartas: en Col 1,26-27; 2,2; 4,3, designa el acto salvador de Dios por medio del Mesías; mientras en Ef 1,9 expresa la unidad del universo en Cristo, en 3,3-6 (inspirado en Col 1,26), la participación de los paganos en la salvación, y en 5,32 tiene el sentido de símbolo o realidad misteriosa que hace penetrar en la relación de Cristo con la Iglesia. Ninguno de estos tres sentidos se encuentran en Pablo (vse 1 Cor 2,1.7).

           Compárese también la sección de las relaciones domésticas de Ef 5,21-24; 6,1-9 con Col 3,18-4,1, y se notará fácilmente el desarrollo de las ideas en un sentido más explícitamente cristiano.

           Ciertas expresiones resultan difíciles de conciliar con el pensamiento de Pablo, como que los apóstoles y profetas sean el cimiento de la Iglesia (2,20-21), en contraste con Col 2,7 (construidos sobre él) y, sobre todo, con 1 Cor 1,26 (Cristo único cimiento). Es poco verosímil también que Pablo se describiese como "el más insignificante de todos los consagrados" (3,8), aunque sí admitía ser "el menor de los apóstoles" (1 Cor 15,9). No hay mención de la segunda venida, que de un modo u otro siempre aparece en los escritos paulinos incluso en Col 3,4. La inminencia de la venida ha cedido el puesto en Ef a una espera indeterminada (3,21).              

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